viernes, 5 de agosto de 2011

Evolución de la arteterapia.

De acuerdo a Freud (1913/2006) :

(..) el arte constituye el reino intermedio entre la realidad que deniega los deseos y el mundo de fantasía que los cumple, un ámbito en el cual (..) han permanecido en vigor los afanes de omnipotencia de la humanidad primitiva”. (p.190)

            Históricamente el hombre utilizó dibujos para registrar sus sentimientos, ideas religiosas, necesidades y acciones mucho antes que símbolos que registraran el habla (Hammer, 2008). Ejemplo de esto es “La Cueva de las Manos” en la provincia de Santa Cruz que data de 7350 a.C.  que es considerada como una de las expresiones artísticas más antiguas de los pueblos sudamericanos. “Las tendencias de configuración artística de los hombres primitivos podrían nacer de la necesidad de distinción, del juego, del deseo, del poder, del sexo, o del miedo“(Gándara Martin, 2008. p. 3). Por su parte, Jaffe, en 1964, señala que “Las pinturas de animales se remontan a la Era Glacial, es decir entre 60.000 y 10.000 a.C. y el hecho psicológico subyacente es la sólida identificación entre un ser vivo y su imagen a la que se considera el alma del ser“.  (citado en Jung,1984, p. 234)


Cueva de las manos (Pcia. De Santa Cruz - Patagonia - Argentina)

Fuente: www.patagonia.com.ar



            Se considera que el chamanismo data del período del Neolítico (7.000 a.C). El chamán era considerado el curador por medio de métodos físicos y psicológicos, como así también mediante la creación de símbolos como espirales, laberintos, etc. (Malchiodi, 1998)

            Los griegos vinculaban la poesía con la magia, los ritos religiosos y los fenómenos extáticos y proféticos. Muchos mitos y leyendas hacen intervenir a los dioses en la creación artística. (Gil, 1967). Uno de ellos es el de Pygmalion que después de esculpir la estatua de una mujer en la piedra, se enamora de ella y le pide a Afrodita que le dé vida. (Hammer,2008)

            Los griegos y romanos, a partir del desarrollo grecolatino, especialmente, con Hipócrates, desarrollaron tratamientos lo más humanos posible para las personas con trastornos psicológicos. Así, por ejemplo, seguidores de Pitágoras fueron, más que médicos, una orden religiosa que recomendaba una vida pura, adquirida a través de las dietas y prácticas especiales dando un gran valor a la música como terapia para restaurar el equilibrio. Médicos como Plutarco exaltaban el trabajo como fuente de salud.  Restrepo (2005)

            El Medioevo (s.V a sXV) trae un período de oscurantismo y superstición, el loco era un enviado del demonio o un fenómeno anormal a ser exhibido o quemado en la hoguera. “La locura es pensada como el quiebre que dicha unidad sufre a causa de los efectos de un deseo siniestro, de una tentación venida de afuera, de un exterior diabólico. La lepra era su castigo” (Fisher, 1997, p.15). No obstante esto, cuando los árabes conquistaron Persia en el siglo VII, tomaron contacto con las instituciones médicas transformándolos en hospitales asistenciales con bibliotecas, jardines, patios para la lectura, narradores de cuentos para distraer a los enfermos y por la noche se tocaban suaves místicas para adormecer a los que sufrían insomnio (Restrepo,2005). Por las Cruzadas llegan a Occidente influencias de la cultura Oriental, rica en arte, literatura y ciencias. (Fisher, 1997)

            Si bien el Renacimiento no se caracterizó por grandes avances en la salud, fue positivo el movimiento renovador en el arte y la literatura (Restrepo, 2005). Surgen los primeros asilos donde se comienza a observar que el trabajo representa una terapia eficaz constatable ya que los enfermos no sometidos a ocupaciones, rara vez curaban. Sin embargo, lo siniestro habita al hombre y lo temido queda representado por los innumerables sueños y fantasías (Fisher, 1997).  Foucault (1979, citado en Fisher, 1997) simboliza con “la nave de los locos” la concepción vigente sobre la locura. El loco hablará de los dolores y miserias del hombre, es un peligro para la sociedad, por eso será confinado a cárceles, asilos, leprosarios.


            La nave de los locos - El Bosco – 1503




Con el pensamiento clásico, se produce un giro fundamental en el s.XVIII con Philippe Pinel, quién aparece encarnando la mentalidad de un particular momento histórico. La reforma filosófica recién impulsada por la Revolución Francesa, permite la expresión de ideales de igualdad, la libertad y la fraternidad de todos los seres humanos, incluyendo a los enfermos mentales. Pinel, director de renombrados nosocomios como Bicetre y Salpetriere, quitó las cadenas a los enfermos mentales (Coscio, 1999). Genera instituciones y tratamientos donde el afecto era una de las herramientas para la cura, y donde, también, se aconsejaba que en los períodos de lucidez se hiciera algún trabajo como medio terapéutico. Este tipo de tratamiento pasa a llamarse “tratamiento moral”, antecedente de la terapia ocupacional. Asimismo, veía como un signo de recuperación mental que los pacientes con experiencia previa en pintura, realizaran alguna expresión artística posterior. (Rojas, 2006)

            Hacia 1820 muchos psiquiatras ven en las actividades artísticas un medio para alejar a los enfermos de sus ideas fijas.  Lombroso, en su célebre trabajo sobre “El genio en los locos”, escrito en 1909, mismo año en el que m muere, intentó poner en evidencia las relaciones entre símbolos y signos patológicos, a partir del estudio de dibujos y tatuajes de criminales (Guimón, 2008). Toda esta época la podemos enmarcar dentro del Romanticismo cuyo paradigma principal era el sujeto, sus fantasías, instintos, y deseos. Los románticos consideran que el creador hace por intermediación de la inspiración y de su estado de ánimo, por ejemplo, utilizando la imaginación activa, un arte que tiene valor para el autor, como el valor que tienen las imágenes para el soñante. Goya, en la pintura, fue uno de los más notables, sus series negras muestran sin eufemismos escenas de canibalismo, tortura, pasión, etc. (Malpartida 2003).


Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, es fundamental el descubrimiento del inconciente, y el desarrollo del psicoanálisis con la figura de Sigmund Freud, que encuentra en las imágenes visuales, ya sea de sueños o recuerdos, un componente esencial para la manifestación del inconciente. También, amplía los estudios sobre la imagen visual, en lo que llamamos el psicoanálisis aplicado, por ejemplo, de “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”, “La virgen con el niño y Santa Ana” y “El Moisés de Miguel Angel”,  entre otros; en los que intenta descubrir, mediante la interpretación psicoanalítica, la relación entre la obra plástica y los conflictos íntimos del artista y del personaje, con el fin de develar aquellos elementos simbólicos afines a sus vivencias infantiles y disfrazados por las imágenes. (Freud,1914/2006)

El romanticismo y el psicoanálisis colocarían las bases de lo que hoy comenzamos a llamar: psicoterapia psicoanalítica a través del arte. (Malpartida, 2005)

            Otra figura destacada en esta evolución es Carl Jung, quien fomentó la producción artística como parte del proceso terapéutico; consideraba que las imágenes arquetípicas eran huellas de las vivencias primordiales de la humanidad y la fuente de toda creatividad. El hombre es propenso a crear símbolos, transforma inconscientemente los objetos o formas en símbolos dotándolos de gran importancia psicológica, y los expresa en la religión o en las artes visuales.  Es por ello que recomendaba a sus pacientes dibujar y pintar imágenes y sueños para darles forma a lo inexpresable por las palabras como vía posible para organizar su caos interior, al considerar la creatividad como función estructurante del pensamiento. Esta práctica artística y la creencia en el poder de los mandalas prefiguraron una de las corrientes del arte terapia contemporáneo.  (Jung, 1984)


Mandala: “Pájaros sobre el papel” . C.G. Jung ; Libro Rojo, pag. 105. 1914-1930

Fuente: Foundation of the Works of C.G. Jung



En 1919 Hans Prinzhorn ingresa a la clínica Heidelberg en Alemania y encuentra una colección de arte pictórico de pacientes esquizofrénicos, la que fue ampliando hasta reunir 5.000 obras realizadas por 450 internados de asilos de Austria y Alemania. El hablaba de una  pulsión creadora o necesidad de expresión instintiva que sobrevive a la desintegración de la personalidad y, en cierto modo, puede considerarse terapéutica. Considera que las obras surgieron de una necesidad urgente de los pacientes de imponer un orden al caos y de una pulsión hacia la expresión. (Guimón, 2008;  Gutierrez, 2004)
Surgen, también, los estudios comparativos de producciones artísticas realizadas por enfermos mentales, personas normales y grandes artistas, logrando utilizar los dibujos como tests proyectivos.  Rorschach en 1921 (Rorschach,2009) publicó su psicodiagnóstico, partiendo de la hipótesis que la interpretación de las manchas de tinta no constituía una prueba de imaginación, como hasta ese momento se había creído, sino de la personalidad, y  a partir de la reestructuración mental que el examinado realiza al dar significado a las formas semiestructuradas que percibe.  En 1926 Goodenough emplea el dibujo humano para evaluar la inteligencia en el niño, partiendo de la hipótesis de que el niño dibuja lo que sabe, no lo que ve, por lo tanto la representación gráfica es la manifestación de la representación interna que el niño tiene del objeto. (Zennequelli, 1999; Gay de Wotjun, citado en Zennequelli, 1999)

            Los artistas de vanguardia, también a principios del s. XX, se revelaron contra el positivismo y la tradición cultural. Para ello se acogieron a valores como el instinto, la pasión, la violencia o el delirio. Principal representante de la vanguardia es el Dadaísmo,  que aparece simultáneamente en Nueva York, Berlín, Suiza entre 1916 y 1922 con Tristán Tzara como fundador.  El poema dadaísta suele ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distingue por la inclinación hacia lo incierto, al nihilismo y a lo absurdo. Por su parte, el procedimiento dadaísta busca renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales, o manejando planos de pensamientos antes no mezclables y tiene una tónica general de rebeldía o destrucción.

El Manifiesto Dadaísta dice “Toda obra pictórica o plástica es inútil; que sea un monstruo que asuste a los espíritus serviles, y no dulzona para exornar los refectorios de animales con hábitos humanos, ilustraciones de esta triste fábula de la humanidad. Este mundo no está especificado ni definido en la obra, sino que pertenece en sus innumerables variaciones al espectador. Ese mundo carece de causa y teoría.  Orden = desorden; yo = no-yo; afirmación = negación”. (Tzara, 1918, p. 8)

            De esta nueva perspectiva encontramos múltiples ejemplos como la exposición de Arte Fantástico en 1936 en la que se presentaron una selección de acuarelas de la colección Prinzhorn del hospital psiquiátrico de Heidelberg (Hernández, 2008).    De acuerdo a Breton (1992) en la psicología surrealista el inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella. El surrealismo propone trasladar esas imágenes al mundo del arte por medio de una asociación mental libre, sin la intromisión censora de la conciencia. De ahí que elija como método el automatismo y  lo que habla a través del médium es el inconsciente.   En 1936 Breton incluye obras de enfermos psíquicos en la Exposición Internacional de Surrealismo realizada en Londres, Inglaterra. (Lopez Martinez, 2009)

            Ferdière fue un personaje clave y mediador entre los mundos del arte y la psiquiatría de los años treinta. Es reconocido su trabajo con el artista Antonin Artaud, quien había ingresado en el  manicomio parisiense de Sainte-Anne con diagnóstico de esquizofrenia para luego ser trasladado al Hospital de Rodez, donde es estimulado para escribir y dibujar.  Los médicos de Sainte Anne alentaban la pintura entre los enfermos y no era extraño ver repletas de pinturas eróticas las paredes de la sala de guardia y del comedor. (Gutierrez, 2004)

            Luego de la Segunda Guerra Mundial se genera un mayor conciencia social, a partir de la tragedia de muchos enfermos mentales exterminados por el nazismo por su condición de “locos“. En este contexto aparece Jean Phillipe Dubuffet quien retoma el legado de Prinzhorn, encabezando el movimiento “Arte Bruto“, cuya teoría aboga por la creatividad de las personas y el arte abierto al hombre común. En el Manifiesto de Arte Bruto, Dubuffet llama a los artistas a “desbaratar el sistema mediador de ideas y formas recibidas considerando que tal vez el arte de los niños y de los perturbados ofreciera una nueva fuente de pureza incontaminada por unos valores “civilizados” ya desacreditados. El Arte Bruto aporta al Arteterapia algunas consideraciones como que la enfermedad mental es portadora de creación o la creación como tratamiento para la locura”.  (Gutierrez, 2004)

De forma paralela comienza en Gran Bretaña a gestarse el Arteterapia. En 1938 el pintor Adrian Hill es ingresado al King Eduard Hospital y dada su larga estadía, decide pintar para superar su enfermedad. Pronto organiza talleres gratuitos a los que se fueron sumando otros pacientes del hospital. Observa que a través de los medios plásticos los soldados heridos en la guerra proyectaban sus experiencias traumáticas pero también podían hablar sobre lo sucedido durante la guerra (Lopez Martínez, 2009). En 1942 acuña el término “Art Therapy” para designar a las actividades artísticas realizadas con objetos terapéuticos.

            En 1946 Cunningham pide al artista Edward Adamson que realice un estudio de las actividades artísticas en el Hospital Psiquiátrico de Netherne. Consigue reunir una colección con obras y decide formar una galería de arte para que los pacientes pudiesen exponer sus obras. Años más tarde, Adamson y Frank Breakwell forman la Asocación Británica de Arteterapeutas.

            En Estados Unidos el surgimiento del Arteterapia se enlaza al desarrollo del psicoanálisis. Muchos educadores con habilidades pedagógicas y artísticas se vieron influidos por el surrealismo y el expresionismo, como así también por su análisis propio.  Una de las principales figuras en este ámbito es Naumberg quien entre 1941 y 1947 trabaja en el Instituto de Nohal Lewis,  donde juntos experimentan con técnicas pictóricas de libre expresión en sus terapias con pacientes adultos. Observó que las pinturas conseguían perpetuar las proyecciones de los conflictos, los deseos, identificaciones, simbolizaciones, etc. (Malpartida, 2003). En 1953 junto al psiquiatra Appel, director de la Asociación Americana de Psiquiatría, presentan en el Congreso Internacional de Psiquiatría un trabajo sobre el “Tratamiento de la Esquizofrenia con el uso del Arteterapia”. Allí muchos psiquiatras y especialistas se muestran interesados en la fusión de las dos disciplinas. 

            En 1950, tuvo lugar también en el Hospital de Sainte-Anne, la Exposición Internacional de Arte Psicopatológico, coincidiendo con el primer Congreso Mundial de Psiquiatría. En 1954 Delay creó en el hospital de Sainte Anne el esbozo de lo que sería el Centro de Estudios de la Expresión y el departamento de Arte Psicopatológico y el Centro de Documentación sobre Artes Plásticas. En 1959 se fundó la Sociedad Internacional de Psicopatología de la Expresión (SIPE). (Gutiérrez,  2004)

            La obra de Hammer (2008) fue de gran impulso para la nueva e incipiente disciplina, ya que consigue reunir la participación de especialistas clínicos en la investigación del uso del dibujo en terapia y como herramienta de diagnóstico, entre otros a Lauretta Bender, John Buck y Karen Machover. 

En 1966 se funda la Asociación Americana de Arteterapia en los Estados Unidos, siendo su primera presidenta Naumberg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario