Comenzamos con una breve definición de grupo, este,
puede definirse como un conjunto de personas interdependientes. Lewin creador de
la corriente dinámica de los grupos,
considera que el grupo es un organismo y no un conglomerado o colección
de individuos. La trama de esa organización es el campo psicológico del grupo,
que engloba, no solo a los miembros, en cierta forma apoyos materiales, sino
sus objetivos, sus acciones, sus recursos, normas, etc. En el seno de ese grupo
en situación se desarrolla un sistema de “tensiones”, ora positivas, ora
negativas, correspondientes al juego de los deseos y defensas. La conducta del
grupo consistirá en un conjunto de operaciones tendientes a resolver esas
tensiones y a restablecer un equilibrio más o menos estable. (Maisonneuve,
1985)
El formato grupal se recomienda especialmente para
pacientes con psicosis ya que su naturaleza interpersonal permite compartir
estrategias de afrontamiento de los síntomas, contrastar la realidad de sus
experiencias de forma directa e indirecta, recibir apoyo y apoyar de manera
altruista a los demás, mejorar sus habilidades para relacionarse con los otros
y diminuir su sentimiento de aislamiento mediante fenómenos de generalización.
El grupo ofrece experiencias de socialización, mecanismos de comportamiento y
una transferencia más compartida y menos dependiente del terapeuta lo cual
probablemente determine mejores resultados que los obtenidos en la psicoterapia
individual (Guimon, 2003).
No todos los pacientes psiquiátricos
graves pueden ser incluidos en los tratamientos grupales. Yalom (1996) ha
elaborado una guía, en función de crear un grupo que forme una unidad, que
alcance la “cohesión grupal”. Criterios
de inclusión: Capacidad de realizar la tarea de grupo; motivación para
participar en el tratamiento; áreas problemáticas compatibles con los objetivos
del grupo; compromiso de asistir a las sesiones de grupo y permanecer durante
toda la sesión. A estos criterios,
Sborlini (2007) agrega: Remisión total o parcial de la sintomatología,
manteniendo una organización mental que le permita participar en un grupo;
presentar un CI superior a 60%; carecer de conductas violentas, de auto –
agresividad, ideación suicida o alto riesgo suicida; control mínimo sobre los
impulsos; pacientes con familia continente y con disposición a comprometerse
con el proceso terapéutico.
La psicoterapia de grupo,
ofrece al igual que el tratamiento individual, la posibilidad de recapitulación
correctiva del grupo primario de apoyo, pero la oferta respecto a este factor
que podemos considerar transferencial, se establece tanto con el terapeuta,
como con y entre todos los miembros del grupo como totalidad. Esta ventaja
intrínseca de los tratamientos grupales, permite el pasaje comparativo de lo
individual a lo grupal. (Yalom, 1996).
Yalom (1996) ha desarrollado un inventario de base
empírica, constituido por once factores, de los mecanismos terapéuticos que
operan en la psicoterapia de grupo, y que exponemos a continuación: Infundir
esperanza; universalidad; transmitir información; altruismo; recapitulación
correctiva del grupo familiar primario; desarrollo de técnicas de
socialización; comportamiento imitativo; catarsis; factores existenciales;
cohesión del grupo; aprendizaje
interpersonal.
Sborlini (2007) considera
que el paciente puede acudir al encuentro muy ansioso y desorganizado, pero
siempre se retirará de la sesión mejor y más tranquilo como efecto de la
interacción y contención ofrecida por el grupo y el terapeuta. Esto estaría en relación al logro de una
cohesión temporal de su self, no fruto de una interpretación sino que el
paciente mejora ayudado por el self grupal (el marco). El grupo se transforma
en un objeto del self para el paciente, un todo que se va internalizando como
un objeto idealizado, que produce calma y repara. Se construye progresivamente
una trama intersubjetiva que favorece el proceso de estructuración, cambios más profundos y perdurables en el
tiempo. “El grupo es, para muchos de estos pacientes, la única
experiencia social positiva posible.” (Carrasco, 2007).
5.2.2
Arteterapia grupal para pacientes con psicosis. Los grupos en arteterapia han revelado que debido a su naturaleza
práctica (hacer arte) proveen de una experiencia que puede ser vivida como
menos amenazante que un grupo puramente verbal. Los pacientes están menos
expuestos pues interactúan a través de la utilización de materiales artísticos,
los objetos de arte y del proceso creador, siendo útil para personas que se
benefician del grupo pero les cuesta enfrentarse o relacionarse con los otros.
Estos resultados se basan en estudios observacionales y estudios de casos
(Waller, 1992).
Reyes (2003) considera
los siguientes factores arteterapéuticos intervinientes en el abordaje grupal
de la psicosis:
-
La creatividad permite el autoconocimiento y el fortalecimiento del yo. El
manejo y la comprensión de las defensas presentes durante el proceso creativo
fortalece las funciones yoicas.
-
Se genera un sentimiento de competencia y mejoría de la autoimagen a través de
la experiencia con los materiales artísticos y el logro de ejecutar una
actividad positiva.
-
El trabajo artístico ayuda a contener la ansiedad y es un vehículo que favorece
la relación transferencial.
-
La utilización del lenguaje no verbal favorece la autoexpresión y la
comunicación.
-
Los aspectos irracionales en un contexto creativo se vuelven mas tolerables y
esto favorece la exploración de sentimientos no tolerados, como por ejemplo, la
agresividad o ideas delirantes.
-
La aparición de recuerdos ofrece una oportunidad de continuidad vital la cual
muchas veces ha sido discontinuada por la violencia de la aparición de la
enfermedad mental.
Numerosos son los estudios sobre los
beneficios de usar grupos de arte terapia con pacientes esquizofrénicos. Siegel
(1988, citado en Drapeu y Kronish, 2007) estudia el uso de murales y metáforas
durante las sesiones para mejorar las habilidades para detectar sentimientos de
displacer, abandono e inseguridades; Levinson (1986, citado en Drapeu y
Kronish, 2007) dice que la participación en grupos de arteterapia permite
expresar y representar sentimientos y conflictos reprimidos. Shatin y Kymisis
(1975, citado en Drapeu y Kronish, 2007) exploraron las ventajas en pacientes
que estaban por ser dados de alta luego de una internación por brote agudo, y
dicen que los grupos ayudaban a la transición entre el hospital y la casa.
También encontraron que los pacientes podían ser más reflexivos acerca del
propósito de su tratamiento y aceptan más el vivir con la enfermedad mental.
Dichos autores concluyen que los grupos de arte terapia eran más efectivos que
los grupos verbales. Otros autores sugieren que la participación en un grupo de
arteterapia aumentaría significativamente la autoestima, el sentimientos de
identidad y la competencia (Gerace, Jones, Rosenmberg, Rush, 1979; Tamara, Williams, 1977, citado en Drapeu y
Kronish, 2007).
La presencia del otro es posibilitadora de la existencia del
grupo. Se dan en éste una complejidad de
redes vinculares que determinan los procesos de su producción. Ésta sea cual
fuere (ilusiones, proyectos, tareas, objetos), es fundamento del grupo y a
pesar de que puede cobrar diversas formas, sólo puede sostenerse con un
proyecto de grupalidad de cada miembro. Aquí se juegan las diferencias, cuya
implicación refiere a la necesariedad de la participación subjetiva -con lo
conflictivo que de ésto resulta- en la producción grupal: la intersubjetividad..
En el encuentro de lo propio y de lo del otro, se da una transformación, donde
cada cual puede modificar y ser modificado.
Crearse y recrearse. Si a la obra le ponemos palabras, narrando, se
“definen” las posiciones de cada uno, los fines de cada cual y se acota lo
producido. (Reisin, 2005).
¿Es posible que el paciente con psicosis encuentre en el
grupo arteterapéutico el soporte solidario de restitución de la dignidad
personal y/o identidad trastocada, perdida en el ámbito familiar. Y casi posible
de hallar en el ámbito macrosocial?