jueves, 18 de abril de 2013

ENFOQUES TEORICOS EN ARTETERAPIA - 1. Enfoque psicoanalítico


ENFOQUES TEORICOS EN ARTETERAPIA

El arte terapia se diferencia del resto de las psicoterapias porque introduce las artes plásticas como medio para abordar la problemática de los pacientes. Esta forma de tratamiento psicológico es relativamente nueva y aún se encuentra en fase de desarrollo. Como en otras disciplinas no existe consenso sobre la forma de aplicarla, pues depende de diversas corrientes. Estas a su vez, se basan en un cuerpo teórico que se aplica a la forma en que se desarrolla la arteterapia. Existe un abanico bastante amplio de arteterapias cuya orientación teórica difiere de forma sutil o manifiesta.  (Arias y Vargas, 2003, Malchiodi, 1997)

            Dalley (1987) considera que el arte terapia se ha mostrado más afín en sus inicios a la psicología analítica de Jung y al psicoanálisis freudiano, por el parecido entre las imágenes oníricas y las obras plásticas. Sin embargo, el desarrollo de la psicología en el S.XX, generó nuevas terapias que han conseguido integrarse a la terapia artística, ampliando sus perspectivas.  Polo Dowmat (2003) dice que “El enfoque arte terapéutico podrá seguir una línea de trabajo freudiana, lacaniana, jungiana, cognitiva, conductista, holística, entre otras, pero todas trabajan con un factor común: la creatividad”. ( p.18)

            1 Enfoque psicoanalítico

                        Decía Freud en 1914, en una carta dirigida a Edoardo Weiss, el 12 de abril de 1933 (Freud, 2006) en referencia al Moisés de Miguel Angel:

Día tras día, durante tres solitarias semanas de setiembre, de 1913, permanecí en la iglesia frente a la estatua, estudiándola, midiéndola, y dibujándola, hasta que me alumbró esa comprensión que expresé en mi ensayo, aunque solo osé hacerlo en forma anónima. Pasó mucho tiempo antes de que legitimara a este hijo no analítico. (p.216)

                        El arteterapia de orientación psicoanalítica, especialmente el enfoque freudiano, sostiene que los objetivos principales son la posibilidad de proyectar  en imágenes plásticas los contenidos inconcientes reprimidos; haciendo, especial, hincapié en la analogía entre sueño e imágenes visuales. Asimismo, la imagen visual favorece la comunicación verbal, y la posibilidad de sublimar mediante la creatividad, fomentando fenómenos transferenciales entre paciente, obra y arteterapeuta.  (Dalley, 1987)

       Freud (1913/2006) en relación al arte, señala que

…. en el ejercicio del arte, (..) se propone un apaciguamiento de deseos no tramitados. (..). Las fuerzas pulsionales del arte son los mismos conflictos que empujan a la neurosis a otros individuos y han motivado a la sociedad a edificar sus instituciones. (..) No le resulta difícil al psicoanálisis pesquisar, junto a la parte manifiesta del goce artístico, una parte latente, pero mucho más eficaz, que proviene de las fuentes escondidas de la liberación de lo pulsional . (p.189-190)

                        Según Naumberg (1955, citado en Hammer, 2008), la terapia artística de orientación psicoanalítica pretende liberar el inconciente mediante imágenes espontáneas proyectadas en expresiones gráficas y plásticas. Dichas imágenes se expresan con más facilidad que las palabras, con lo cual favorece la comunicación simbólica entre paciente y terapeuta. Por otro lado, la expresión espontánea gráfica o plástica se libera en la relación transferencial y se maneja mediante la libre asociación. Por su parte Dalley (1987) afirma: “La actividad artística proporciona un medio concreto - no verbal- a través del cual una persona puede lograr una expresión al mismo tiempo conciente e inconciente, y que puede emplearse como valioso agente de cambio terapéutico”. (p. 15)

                        La técnica se basa en que todos los individuos, estén o no entrenados artísticamente, poseen la capacidad latente para proyectar sus conflictos internos bajo formas visuales. A menudo, mediante el empleo de la expresión gráfica o plástica, aquellos que están bloqueados en su expresión verbal comienzan a verbalizar con el fin de explicar sus producciones artísticas. Entre las ventajas de las proyecciones gráficas encontramos que, esas formas inconcientes pueden escapar con más facilidad a la represión del censor que a las expresiones verbales, más familiares para el paciente. También, que los dibujos poseen valor diagnóstico y terapéutico. (Naumberg 1955, citado en Hammer, 2008)

“A medida que los pacientes asocian en relación con el significado de sus producciones artísticas, sus interpretaciones tienden a confirmar las interpretaciones freudianas de los símbolos y a veces las jungiana”. (Naumberg, 1955, p. 315, citado en Hammer 2008).   En este sentido (1916/2006) asimila el arte a los sueños, como punto de partida para una  posible interpretación, y se refiere a ello en los siguientes términos: “Parte de la dificultad con que tropezamos para contar el sueño proviene de la necesidad de traducir estas imágenes en palabras. “Podría dibujarlo – nos dice a menudo el soñante- pero no sé como decirlo” (p. 81)

Spitz (1953, citado en Hammer, 2008) considera que la producción artística espontánea facilita la comprensión de sus contenidos profundamente reprimidos. También colabora para disminuir las distorsiones en el material manifiesto presentado por el paciente (sueños, fantasías, etc) ya que el registro en una obra, permite enfrentar al paciente con el registro inmodificable que él mismo realizó.

                        Otros autores, como Kramer (1958, citado en Dalley, 1987) enfatizan el proceso de sublimación que puede suceder en la realización de actividades artísticas como forma de dominar las fuerzas yoicas de cada individuo.

                        Algunos mecanismos que favorecen la creatividad (desplazamiento, condensación, sublimación) pueden actuar porque en ciertos pacientes, cuando realizan una actividad artística, el preconciente se hace más permeable (Guimon, 2008).  Se considera que el arte es un proceso espontáneo de creación de imágenes, libradas por el inconciente, que utiliza los mecanismos de represión, proyección, identificación, sublimación y condensación, que son fundamentales en el proceso terapéutico (Dalley, 1987).

                        Algunos autores, consideran que el modelo psicoanalítico en arte terapia destaca la función del arte como puente entre el principio del placer y principio de realidad de forma que ambos operan simultáneamente. El arte consigue equilibrar los conflictos que surgen entre ambos principios, pues permite la gratificación de los dos en el acto de expresar los deseos socialmente prohibidos e inaceptables, es decir, en un acto propio de sublimación. (Nucho, 2003, citado en Lopez Martinez, 2008)

                        Una de las diferencias destacables entre el psicoanálisis y el arteterapia respecto a lo expuesto, consiste en que el psicoanalista interpreta los contenidos simbólicos y el arte terapeuta deja que sea el paciente quien descubra el significado de su obra. En este contexto, debemos hablar de la transferencia donde ya no se trata de paciente y terapeuta, sino de paciente, arte terapeuta, y obra. Obra como mediadora del vínculo entre ambos, donde el paciente proyecta su forma particular de expresar experiencias, sentimientos, o sensaciones vividas.

                        Los desarrollos de Winnicott (1993) aportaron al arteterapia de orientación psicoanalítica, la importancia de generar un espacio potencial, y un objeto transicional, favoreciendo los vínculos de empatía y confianza mediante un setting adecuado. El objetivo de fortalecer el verdadero self. Y el uso del juego como herramienta de curación.

            Winnicott (1953) señala que “El jugar tiene un espacio y un tiempo. No se encuentra adentro, tampoco afuera. Para dominar lo que está afuera es preciso hacer cosas, no solo pensar o desear, y hacer cosas lleva tiempo. Jugar es hacer”.(p.64)

            El arte terapia crea un entorno estable en el que la persona puede encontrar una respuesta empática con el objeto que realiza. Establecer este sistema relacional permite expresar no solo los sentimientos sino que, también, permite construir junto al arteterapeuta un espacio potencial para curar las heridas. (Boyer, 2000)

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